Repensando los colores
En todas las profesiones, creo que es la eterna pregunta. Volumen de producción o rigor y calidad. A mí que me perdonen pero las dos cosas no me salen. Una cosa es hacer churros a cascoporro y otra escribir. Se pueden fusilar notas de prensa. Se puede picar una rueda a caraperro sin ni siquiera dar contexto a lo que se ha escuchado. Claro que se puede. Pero yo escribo con mi musiquita puesta, pensando, dándole vueltas a las ideas y viendo cómo darle forma para que se exprese lo que realmente he entendido que han querido decir. Parece que me tenía que haber quedado en Cádiz un poquito más, lo mismo el Levante me convertía en un autómata de juntar letras. Aunque claro, entonces perdería la magia de esto. La de estar en un despacho con millones de búhos. La de disfrutar de una conferencia de geopolítica. La de alegrarme porque, poquito a poco, las cosas bonitas salen y ya mismito tenemos C4 aunque pareciese imposible.
Iba a ser un haiku pero soy más de vomitar que de guardar las formas. Así me va.