Estrella Serna

Caza mayor en Sierra Morena

12 Mar, 2021

Caza mayor en Sierra Morena

La caza mayor genera riqueza y desarrollo económico en la Sierra Morena cordobesa, pero es también un recurso vital en la conservación medioambiental de un territorio poblado por casi 1.500 cotos, punto de encuentro de miles de cazadores desde el 12 de octubre, cuando empieza la temporada cinegética.

El filósofo José Ortega y Gasset expresaba en el prólogo de su libro “Veinte años de caza mayor” que “al cazador no le interesa la muerte de la pieza; no es eso lo que se propone, lo que le interesa es todo lo que antes ha tenido que hacer para lograrlo; eso es, cazar”.

Se trata de una reflexión repetida y compartida por diversos naturalistas y amantes del campo consultados por Efe, ya sean académicos o cazadores curtidos en el campo cordobés, que hoy llenan ya los 1.464 cotos repartidos por toda la Sierra Morena cordobesa.

Uno de ellos es Juan José Domínguez, un amante de la caza que empezó a disfrutar del arte con su abuelo Juan Serna cuando medía menos que cualquier escopeta de plomos.

“No es matar al animal lo que convierte la caza en algo apasionante, sino toda la parafernalia que rodea el hecho de disfrutar de la naturaleza con tu familia y amigos. Después, de lo que más hablamos es de cuántos animales hemos visto, de cómo nos hemos acercado a ellos y de la técnica usada”, dice a Efe mientras pasea por un coto de caza privado enclavado en el valle del Guadiato, en el corazón de Sierra Morena.

Este experto cazador, que además también gestiona otras fincas privadas, explica que es muy importante que la actividad cinegética cumpla todos los requisitos -cabezas que se pueden cazar, fechas, volumen de actividad- que marca el plan técnico de caza que para cada terreno tiene que autorizar la Junta de Andalucía.

Asimismo, todos los cazadores tienen que tener permiso de armas, y el organizador montero debe contar con seguro de responsabilidad civil y cumplir toda la normativa vigente, comenta a Efe el administrador de este coto de caza, José del Rey, subido a un puesto diferente a los puestos de caza españoles.

La finca es propiedad de Ulrich Maiwon, un industrial alemán jubilado que hace 40 años se enamoró de las tierras cordobesas de Sierra Morena y desde hace años es propietario de grandes fincas, que más que cotos de caza parecen reservas naturales.

“Quedé fascinado por el paisaje y la gente de estas tierras, y mi principal motivación no es la caza, sino disfrutar de la naturaleza y del clima único en el mundo que tenéis en Andalucía”, comenta a Efe en el cortijo de una de sus impotentes fincas.

Finca con 1.300 hectáreas de monte mediterráneo y dehesa en la que viven y son alimentados 1.200 reses de ciervo, que corretean a sus anchas alrededor de un lago natural.

Y la peculiaridad de esta finca radica en que se hace una caza selectiva, esto es, se tira a venados viejos, enfermos o que ya no cumplen los estándares de calidad, mientras que a los más jóvenes y robustos se les deja que procreen para asegurar la supervivencia de la especie.

Algo en lo que trabaja la cátedra de Cinegética de la Universidad de Córdoba, donde el doctor Juan Carranza dirige desde hace una decena de años investigaciones para proteger la fauna ibérica de la mezcla de especies y de las enfermedades que amenazarían la biodiversidad en el monte mediterráneo.

“La actividad cinegética es el principal uso que asegura la sostenibilidad de las tierras en Sierra Morena”, según Carranza.

Y es que el hombre y la falta de alimento son los únicos depredadores de las reses y, ante la falta de matorral que hay durante largos periodos del año, los ciervos y jabalíes tienen que ser abatidos para no morir de hambre o de enfermedades.

Por ello, los cerca de 70.000 cazadores con licencia de estos campos tienen la veda abierta para tirar al gamo, al muflón, al arruí y al jabalí hasta el 8 de febrero de 2015, periodo en el que se prevén 32 cacerías autorizadas en los cotos para tal uso.

Publicado en:

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