Las agrupaciones femeninas del Carnaval cordobés reivindican el reconocimiento de la mujer en esta tradición cultural. El sexo femenino se inició en esta manifestación popular «cuando el concurso de agrupaciones se hizo en el Palacio del Cine en 1986. La mujer del chirigotero Pablo Castilla, Leonor, sacó uno de los primeros grupos de mujeres vestidas de vaqueras, según detalló el ex presidente de la Asociación Carnavalesca Francisco de la Torre.
Hace diez años que la chirigota femenina dirigida ahora por Carmen García «Koski» acabó con el hándicap de que el Carnaval es cosa de hombres. En 1997 se presentaron como «Las beatas del tratarata» y desde entonces se tomaron un año de descanso que se prolongó todo el certamen del año pasado. «Nos ha costado mucho hacernos un hueco en el Carnaval porque nos ha costado mucho quitarnos la etiqueta de ordinarias y chabacanas, que es lo que se suele pensar cuando se ve a una mujer en una chirigota», comenta Koski.
Una de las componentes más veteranas de la agrupación, Raquel González, que este año se presenta bajo el nombre «En el fondo somos buenas», añade que «en el concurso hay gente que nunca nos ha querido, pero después de diez años en la brecha hemos conseguido tener un público que va al teatro a escucharnos».
El concurso pasado, otro grupo de jóvenes chirigoteras quiso subirse al tren del Carnaval con una chirigota «Quién ha dicho que aquí no pintamos ná» en la que criticaban que el papel de la mujer en el concurso quedaba relegado al de maquilladora (el tipo de la agrupación) o peluquera. Así, después de la experiencia del año pasado, la directora de la chirigota que este año se presenta como «La tenemos gorda de nacimiento». Ana Ranchal cuenta que «para sacar este año el grupo tuve que aprender a tocar la guitarra en tres meses porque no teníamos guitarrista». Ana se queja de que «están mal vistas las mujeres en el Carnaval, por lo que resulta muy complicado crear agrupaciones y sobre todo, encontrar guitarristas o percusionistas para el repertorio».
Por otra parte, ambas agrupaciones se quejan de que el público del Gran Teatro no entiende que «no es que cantemos bajito, es que la tesitura vocálica de una mujer alcanza menos amplitud de registros que cualquier hombre», comentaba Ana. De igual manera, las dos agrupaciones citadas confirman que no existe ninguna rivalidad entre ellas. Son compañeras y están dispuestas a disfrutar al máximo de su Carnaval.