Estrella Serna

Noche del cuarteto

12 Mar, 2021

Los dedos del cuarteto dejan huella

«Este año nos comemos los mocos». Con este nombre y un tipo de esquimales abrieron el telón el segundo día del XXV Concurso de Agrupaciones Carnavalescas los chirigoteros de Aguilar de la Frontera, que congelaron a más de uno con el pasodoble dedicado al trágico desenlace de la quiosquera de los Patos.En segundo lugar apareció «La custodia», de José Manuel Ibáñez, cuyo forillo ha sido realizado por Ras Artesanos, decoradora gaditana que montó el escenario «Las Estaciones» (primer premio de comparsas en el concurso de Carnaval de Cádiz en 2002). Y suerte análoga es la que se augura a esta agrupación de gárgolas de catedral que, además de un espectacular disfraz, hizo las delicias del público rozando la literatura en los pasodobles.En uno de ellos, empezando con una anáfora, denunciaron la decadencia industrial de la ciudad, criticando a la alcaldesa, Rosa Aguilar, porque «lo poco que teníamos se lo lleva al Norte y lo disimula con pisos de lujo». Muy aclamado fue también un segundo pasodoble con el que se hicieron eco de la traición de algunos compañeros que, al parecer, no supieron callar el boicot del «gallinero» del teatro Falla que se ensañó con la chirigota local «Los tiquismiquis», y tan sólo se dedican a escribir después en los foros de las agrupaciones. Quien tenga oídos, que oiga.

La chirigota «Después de 20 años de fiesta nos fuimos al Maná y no nos enteramos de ná», de Francisco Vega, agradecieron la labor del autor David Amaya «Agüito» con todas las agrupaciones en un pequeño pasodoble homenaje a este gaditano medio cordobés.

MaltratosSeguidamente, unos concertistas de época ataviados con pelucas blancas y camisa de chorreras de la comparsa de Benamejí «Melodía de ensueño» tomaron la batuta del teatro con un repertorio del que destaca un pasodoble en primera persona en el que cuentan la historia de una mujer maltratada por su marido que, hasta después de fallecer sigue disculpando a quien le dio la muerte.

De otro lado, despertando recuerdos de niñez, la chirigota femenina de «las niñas de La Ladera», «La tengo gorda de nacimiento», recrearon en escena la granja de los muñecos infantiles Pin y Pon. Caracterizadas con grandes pelucas y trajes de colores, la joven agrupación habló de la alcaldesa, Rosa Aguilar como «una niña caprichosa que juega con su escaléxtric y levanta las calles con Playmobiles obreros». Otra chirigota local, «Los rápidos del Guadalquivir», subidos a unas piraguas de gomaespuma, defendieron a duras penas el repertorio en su primer año.

Tras el trago anterior, los «cinco dedos» del segundo cuarteto del concurso, «Los que dejan huella», dejaron más que huella en el patio de butacas, con letras cargadas de ingenio en cada rima. De los cuplés destacó el estribillo «tú dejas menos huella que Sandokán en lo de Marbella».

La comparsa de los hermanos Cobos Urbano, «La Cajita» abrió la caja de una «quimera de 1983» de la que salieron los comparsistas vestidos de muñecos articulados de madera que, respetando la esencia de la comparsa cordobesa clásica. Lo bueno se hizo esperar con la chirigota«Nadie hablará de nosotras cuando estemos muertas«, con un tipo de suegras entrometidas y desabridas, que buena pareja podrían hacer con «Los tiquismiquis».

La chirigota del premio púa de oro del Carnaval 2006, Antonio Trenas, defendió unos pasodobles chirigoteros, de los que ya no quedan, criticaron a Aguilar, quien, dijeron, ha hecho con Córdoba lo que Franco con España y que la Capital Cultural «está llena de borregos, parados y ladrones». Esta vez sí se escucharon en las tablas críticas políticas irónicas a la gestión local, que se echaron en falta en la anterior sesión de coplas. Se evidencia un alto nivel en las chirigotas frente a la escasez de comparsas, que sólo es subsanada por unas letras muy elaboradas.

Publicado en ABC Córdoba.