Bienvenido a la “República” independiente del Carnaval de Córdoba
La primera noche del XXV Concurso de Agrupaciones Carnavalescas abrió con «un canto de sirena» de la chirigota de Carmen García, «Koski», «En el fondo somos buenas». Con un tipo muy elaborado del que destacaba una cola de sirena de colores brillantes a juego con la peluca, estas reinas del mar que sólo se levantaron para «hacer la ola», dejaron claro en la historia que contaban en su popurrí que «el puente Miraflores es el puente más feo que yo vi jamás». Levantaron el repleto patio de butacas que disfrutó de estas «niñas» tras un año de descanso.
Le siguió la chirigota más esperada de la sesión, «Los tiquismiquis», cuyo director, músico y letrista, David Amaya, «Agüito», sentado en una silla frente a su agrupación, recibió de ésta un emotivo homenaje con forma de pasodoble. «Cuidas de tus amigos cuando te bajas de las tablas», le espetó, aunque la ironía del Carnaval hizo que la letra pareciese dirigida a David Bustamante. En uno los cuplés, demostraron ser muy «agarrados» con sus inversiones, defendiendo el tipo de cincuentones pejigueras y maniáticos que les molestan hasta los papelillos, tan sólo interrumpidos por los ladridos de su perro «toy», José Fernando, al que querían más que a muchos hombres.
En tercer lugar y sin poder maquillarse, llegó la comparsa de Alcalá de Guadaira, «Los tramposos», con una puesta en escena que recordaba el ambiente de póker y ases guardados en la manga de el filme «El póker de la muerte».
Un pasodoble denunciando que nadie fue capaz de condenar a muerte al dictador chileno Augusto Pinochet, abrió la puerta a la esencia del Carnaval, la crítica a los avatares sociales, que continuaron en los cuplés y el popurrí poniendo a caldo a Julián Muñoz y «Paquirrín». «Los rateros», de Peñarroya-Pueblonuevo, siguió con el ambiente de novela policíaca con un forillo que representaba la «rue Liberté» y críticas al compañero de La Pantoja.
Antes del descanso, llega una chirigota que no abandona en ningún momento de su repertorio la esencia de esta modalidad, «Mejor solo que con la Loli acompañado», de Andrés Losada Sánchez. Pocas consiguen arrancar la carcajada desde la presentación hasta la última cuarteta del popurrí.
No tienen el síndrome de Diógenes, pero lo parece, pues encarnan el papel de un hombre al que lo ha abandonado su mujer hace tres semanas y que se presentan entre la ropa sucia, papeles y tablas de planchar que convierten el salón en «la república independiente de mi puñetera casa». Ingenio no le falta al autor de la agrupación en los pasodobles, uno de los cuales juega con el anuncio televisivo del «tono, sonitono y politono». Las sultanas y Rosario, la entrañable mujer de los claveles, son piropeadas al grito de «¡guapa!»; a la alcaldesa, Rosa Aguilar, sólo se lo dice el miope del bombo.
Tras el descanso, la chirigota pozoalbense «Los mecánicos de Alfonso, escudería McLaren la Garganta con Cereza», hizo una parada en boxes para dar un repaso a las oscuras recalificaciones de «Sandokán» y al periodista deportivo Antonio Lobato, que apareció como figurante en el popurrí.
El mito del héroe inglés que robaba a los ricos para dárselo a los pobres fue encarnado por el autor Antonio Navajas «El Pelos» con su trío (un cuarteto carnavalero, con tres componentes, que no induzca a error) «Que le den al pobre…lo que le sobre», con un sheriff, un monje y Robin Hood.
En la parodia, «El Pelos» encarnó al recaudador de impuestos que se hace pasar por un Latin King para engañar a un cura «al que le gustaba mucho el vino» y a un Robin que dio un repaso a la monarquía y los ediles. Un mordaz repertorio que acaba con el consejo de «si quieres hacerte rico en Córdoba roba a Cajasur, monta una promotora o métete a concejal».
Comparsa La burla del cuarteto es cerrada por la comparsa de Pepe Carrillo, «Encadenados a ti», primer premio del concurso pasado en la modalidad, que comienza con una presentación solemne con sonidos cargados de registros de entre los que destacan una sutil voz del octavilla «El Melli». Estos payasos encadenados trasladan al respetable a un mundo de fantasía con unos pasodobles que comienzan a media voz y traen el arte de construir historias.
Por último, llegan de Écija unos engominados de «Patrico» que simulan un escenario de baile al más puro estilo «Mira quien baila», «Bailando con lobas». La agrupación ofrece todo un espectáculo con divertidas coreografías en el pasacalles y un pasodoble dedicado al agradecido público.
Esto fue lo que dio de sí una noche sin críticas demasiado feroces, pero con un gran nivel en las agrupaciones, sobre todo de las chirigotas, que se adueñaron del Carnaval.